sábado, 4 de junio de 2011

5 de julio de 2011

En este bicentenario de la independencia, tiene el señor Alcalde de Piar una magnífica oportunidad para emitir un decreto que estabezca la edificación de un monumento en la Laguna de Inozúa, que debería estar listo para cuando se celebren los 200 años del fatídico hecho ocurrido en marzo del año 1814 cuando las huestes de Zuazola cometieron los crímenes en dicho lugar. ¿Serán mucho tres años para edificar algo que valga la pena? Por ejemplo, allí quedaría de maravilla una hermosa plaza, poblada de árboles, cuyo centro sea el palo de aceite (copaifera officinalis) que está en la laguna y que contenga la pirámide aquella que decretó Mariño en su oportunidad y en cuyas caras estén los nombres de las más connotadas víctimas del monstruo hispano.
¡Ay! ¡Cómo hace falta que en Aragua renazcan los sueños que en su oportunidad se plasmaron el aquel periodiquito de vida efímera pero efectivo llamado "El Maya", hecho por soñadores, cuyos sueños -algunos- todavía están pendientes. ¿Verdad?